Emprendedores Vendedores
Por: Alberto Losada Gamst
Todos vendemos a lo largo de la vida, y más nos vale saber hacerlo si
queremos sacar adelante nuestra idea de negocio. Porque emprender es vender.
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La figura del vendedor siempre ha estado presente en el desarrollo de la
Historia. Por ejemplo, el conocimiento de nuevas culturas buscando otros
mercados con los que comerciar, siguiendo rutas como hicieron el padre y el tío
de Marco Polo hacia China, marcó unas prácticas comerciales fundamentales. Y
eran vendedores. O comerciantes, si se prefiere. Pero se dedicaban a vender y a
comprar.
Pero vamos a dejar las cosas claras: vivir es vender. Estamos vendiendo nuestros intereses desde que
nacemos hasta que morimos. Cuando de niños intentamos convencer a nuestros
padres para que nos compren unos cromos si nos portamos bien, estamos haciendo
una oferta comercial. El quinceañero que va de colega guay, a la moda de la
tribu en la que esté su grupo de amigos, está vendiendo su imagen. La chica que
se arregla antes de salir también quiere venderse a sí misma, buscando
aceptación e integración igual que el chico. Y ambos compiten con los otros
chicos y chicas. Quieren destacar mostrando su individualidad a la vez que su
espíritu de grupo.
Retomando el comienzo de este artículo, uno crea su empresa para ganar
dinero. El emprendedor tiene que ser
forzosamente el primer vendedor. Idear un modelo de negocio
y luego venderlo a los clientes son las dos caras de la moneda llamada empresa. Quienes creamos una empresa
naturalmente que estamos enamorados de ella. Esa pasión es la que nos permite superar los mil obstáculos que vamos a encontrar. Lo que pasa es que ese aspecto romántico no nos debe impedir ver el lado económico de la iniciativa. Por mucho que nos guste la idea, el objetivo es que alguien esté dispuesto a pagar por ella. Si no lo hubiera, a por otra.
y luego venderlo a los clientes son las dos caras de la moneda llamada empresa. Quienes creamos una empresa
naturalmente que estamos enamorados de ella. Esa pasión es la que nos permite superar los mil obstáculos que vamos a encontrar. Lo que pasa es que ese aspecto romántico no nos debe impedir ver el lado económico de la iniciativa. Por mucho que nos guste la idea, el objetivo es que alguien esté dispuesto a pagar por ella. Si no lo hubiera, a por otra.
Montada la empresa, ahora toca vender a los clientes. Vender es hacer
que alguien piense que lo mejor que puede hacer en ese momento es comprar lo
que se le está ofreciendo. Es persuadir y motivar, es conectar con las
necesidades reales o imaginarias del prospecto para que acepte el trato
comercial. Emprender un negocio es vender. Si nadie compra ya sabemos lo que
pasa, de modo que más nos vale saber vender y ponernos seriamente a ello.
Como decíamos, un emprendedor es un vendedor que nunca termina de
vender. Él y sus socios, colaboradores y quienes le acompañen en la aventura.
Todos venden, esforzándose por encontrar nuevos mercados y clientes y pensando
productos y servicios para atenderlos. Además, y aunque vaya con el carácter de
cada uno, personalmente creo que vender es divertido y humanamente
enriquecedor, que le enseña a uno lo variadas que son las personas… y las
múltiples posibilidades que hay de encontrar algo que se les pueda vender.