viernes, 15 de marzo de 2013

El desfile no es una simple pasarela, la grandilocuencia de la moda

Al pensar en un desfile de moda, la imagen que le vendría a la mente a la mayoría de la gente sería la de un lujoso salón, probablemente situado en el centro de una de las grandes ciudades epicentro de la moda, en el que la exquisita decoración sirve de marco para que unas personas sentadas de una forma más o menos original en función de las posibilidades del espacio, atiendan al paseo de las modelos.
Pero este modelo no es siempre real. A veces las marcas tiran de creatividad y de billetera ilimitada y optan por salir de esos salones para crear, como el lema del circo, el mayor espectáculo del mundo. Y a veces lo consiguen.
Veamos unos cuantos ejemplos:




 Fendi
Seguro que convertir la Gran Muralla China consiguió convertir a este desfile de Fendi en el de la “pasarela más larga del mundo”. Y es que si algo adora Karl Lagerfeld son los “marcos incomparables” para celebrar sus desfiles (más adelante veremos algunos de Chanel).
La colección de Otoño Invierno de 2007 de la marca italiana supuso un desembolso de más de 10 millones de dólares y contó con 88 modelos, pero que abrió y cerró la top model china Du Juan y más de 500 invitados VIP.








Pierre Cardin
China parece ser el lugar del mundo escogido para grandes eventos en los últimos años, y no es ninguna casualidad ya que la crisis no está afectando al continente asiático como al resto del mundo. Y en 2008 fueron Pierre Cardin el que decidió presentar su colección inspirada en los viajes de Marco Polo en el desierto de Dunhuang. El desfile, absolutamente espectacular, y que contó con más de 200 trajes se cerró con una novia subida en un camello.



Chanel
Partiendo de la base de que todos los desfiles “normales” de Chanel se realizan en el Grand Palais de París con unos montajes tan espectaculares que van desde traer un iceberg de Suecia, hasta un carrusel de feria, pasando por un león gigante hasta pinos de 6 metros de altura resulta difícil pensar que estas puestas en escena pueden ser superadas.
Y Chanel lo hace de otro modo, trasladando su mundo y sus icónica marca por variadas puntas del planeta para presentar las colecciones crucero y prefall: el Hotel Excelsior en el Lido venenciano, los jardines de Vesalles, Londres, el Hotel Raleigh en South Beach de Miami, Saint-Tropez, Shanghai, un castillo en Escocia,… una lista casi interminable que demuestra que el lujo nunca es barato y mucho menos asequible y se demuestra con señales de fuerza como estas.




 

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